BROTES
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Muchas culturas han venerado y adorado a los árboles considerándolos algunos de ellos sagrados. El roble estaba considerado por los celtas como el padre de los árboles mágicos. La vida de los hombres y mujeres celtas estaba íntimamente relacionada con los bosques, estos les proporcionaban protección, cobijo, leña para alimentar sus hogueras y en ellos se abastecían de caza y frutos necesarios para su alimentación.
El roble se constituía como un pararrayos natural, ya que posee junto a la encina la propiedad de atraer a los rayos y derivarlos a tierra. Sobre sus ramas crecía, una planta parasitaria que se conoce como muérdago. Esta civilización pensaba que el muérdago era mágica ya que crecía cuando un rayo había atravesado a un roble. Esta variedad de árbol representaba la fortaleza y la duración, valores tradicionales como la verdad, la longevidad y la lealtad.